Pasadas las Navidades, en Londres todavía dudan entre celebrar las fiestas del “Brexit” con turrón del duro o del blando.
La marcha de los británicos de la Unión Europea implicará la reaparición de las trincheras económicas: los controles en las aduanas harán que las mercancías circulen más despacio.
En tanto se aclara el asunto, no está de más ir pensando en hacerse OEA, es decir, en obtener la autorización de Operador Económico Autorizado.
Los OEA son buena gente. En ellos se puede confiar, son cumplidores y fiables. Por eso, se les simplifican las tareas aduaneras y se les dan facilidades en materia de seguridad y protección de las fronteras.
Ser OEA significa tener prioridad en los controles, tanto en los físicos, como en los del papeleo; beneficiarse de la simplificación de los procedimientos; acceder a la centralización de los despachos, etc.
Si los británicos nos abandonan, comerciar con ellos será mucho más fácil si se disfruta del estatuto de operador económico autorizado.